"Cómo sabes del elixir?"
"Donde lo encontraste?"
Calixto nerviosamente da respuestas que no tienen sentido, y Crato sospecha que algo turbio ocurre, así que continúa presionándolo con más preguntas, hasta que su antiguo hombre de confianza se queda sin respuestas que dar. Crato confronta a Calixto y le pregunta si lo está tratando de envenenar, a lo que el comandante contesta ansiosamente que no, entonces es cuando el Gran Crat lo reta a beber el contenido de la botella para demostrarle que dice la verdad.
Esta es la gota que derrama la copa para Calixto y su voluntad por fin se rompe; Crato tenía razón: la botella que Calixto traía consigo era un veneno. Calixto confiesa sus intenciones, y delata a Bomo el torturador como su cómplice en el atentado. Crato llama a los soldados y ordena que lleven al ex-comandante a los calabozos. Los gritos de Calixto pidiendo perdón se pueden oir a través de los pasillos del palacio negro mientras es arrastrado a las catacumbas subterráneas de Cratala.
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