viernes, 9 de octubre de 2009

Mura - La Cratotaura

El plazo que el Gran Crat dió a Aikido para preparar la trasnfusión ha terminado, y el Lemuriano insiste una vez más que el proceso es demasiado peligroso, pero Crato está más allá de entender razones o riesgos. Con su vida en la balanza, el profesor no tiene otro remedio más que decir que el protocolo está listo; así que se dispone a preparar el equipo y llevarlo a las mazmorras.

En las celdas, Ravana se alista para silenciosamente liberar a su madre, y deja inconsciente al guardia que vigila a la Cratotaura; pero mientras busca las llaves, escucha pasos que se acercan; así que debe ocultarse de nuevo. Se trata de su padre y Aikido; la rubia princesa se pregunta que es lo que ambos hombres traman, y la respuesta es evidente cuando el profesor usa un dardo para adormecer a Mura. Crato es el primero en entrar a la celda, convencido de que su esposa está adormecida, pero para su sorpresa, la Cratotaura estaba fingiendo, y lo toma por el cuello con sus mortales garras.

Crato saca su espada para intimidar a la bestia, pero es Ravana quien se horroriza al ver la crueldad de su proprio padre y se lanza al rescate. Padre e hija se preparan a combatir por la vida de Mura, pero aprovechando la confusión, Aikido usa más dardos y esta vez la Cratotaura se desploma al suelo. Ravana se arroja contra el lemuriano, y Crato la ataca por la espalda haciéndole perder el sentido.

Aikido se sorprende al ver los alcances de su amo, pero eso no es nada comparado con lo que el Gran Crat le ordena hacer después: si es cierto que la transfusión es peligrosa, entonces él deberá tratar el proceso primero con Ravana para asegurarse que no habrán efectos secundarios! Para Crato primero están el poder y la gloria, no los lazos familiares. Los cuerpos de Ravana y Mura yacen tendidos en el piso, y un macabro experimento va a tomar lugar... qué ocurrirá?

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