martes, 20 de octubre de 2009

Uranto - El Usurpador

El joven soldado llega a las catacumbas en busca de un prisionero que el Gran Crat ordenó llevar al salón del trono; su compañero se rehusó a hacerlo y le pidió a él que lo hiciera en su lugar. A través de los años, ha estado muchas veces es estos laberintos, e incluso a tenido que vigilar a algunos prisioneros; ha visto cosas horribles pasar aquí, y también ha visto a la terrible Cratotaura; pero nunca se había adentrado hasta el último rincón, el más oscuro, el más humedo, y el más abandonado de las catacumbas, donde el misterioso prisionero se encuentra.

Una vez allí, ve a un guardia y le dice que trae órdenes del Gran Crat de liberar a Uranto. El guardia se agita y dice que no permitirá que el antiguo general sea liberado; cuando el soldado pregunta por qué, el guardia le enseña su mano izquierda: también lleva la marca de Uranto. El soldado y el guardia comienzan a reñir, hasta que el soldado golpea al guardia con el mango de su espada y lo deja sin sentido en el suelo; luego agarra las llaves y abre la celda donde por fin ve a Uranto por primera vez, y entiende por qué el Gran Crat no ha terminado con su vida: Uranto es su idéntico gemelo!

Usando las llaves para quitarle los grilletes, el soldado libera a Uranto, quien parece estar moribundo, y lo libera de la prisión; pero en un momento de descuido, Uranto agarra una de las cadenas que lo ataba y estrangula al soldado. El guardia que tanto se rehusó a abrir la celda recobra el sentido, solo para morir a manos del prisionero.

Después de pasar largos años pudriéndose en la celda, Uranto por fin es libre, y su parecido con Crato es en realidad sorprendente; parecen dos gotas de agua, solo que Uranto ha envejecido, mientras que el Gran Crat se ha mantenido joven con el elixir de la Cratotaura. La hora de la venganza ha llegado, y Uranto jura que Crato va a aprender quién es el verdadero Gran Crat.

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