De vuelta en Cratala, el cuerpo de Crato lentamente se fortalece, al igual que su fortuna, ya que encuentra más botellas con elixir ocultas en el compartimiento secreto que Serapis tenía en su laboratorio; estas le garantizarán la juventud por un tiempo más mientras averigua la manera de sintetizar el bebedizo utilizando la sangre de Mura. Subitamente, los estremecedores gritos de la Cratotaura se dejan oir desde los laberintos, así que Crato llama a sus soldados y les ordena que la acorralen, no sin antes preparar afanadamente una mezcla con químicos del laboratorio.
Una vez en los subterráneos, no les es difícil seguir los ahullidos y encontrar a la bestia, la cual Crato somete arrojando al suelo el tubo con la mezcla que preparó. Un vapor se levanta y la Cratotaura cae adormecida ante los poderosos químicos. Una vez inconsciente, el Gran Crat ordena a los soldados que la lleven de nuevo a las mazmorras donde ahora se encuentra encadenado Calixto; el ex-comandante va a aprender el precio que se paga por tratar de traicionar al señor de las sombras.
Cerca de allí, Ravana contempla en silencio como Crato y sus hombres levantan a Mura y la llevan hacia su prisión. Sin ser detectada, la rubia princesa los sigue mientras planea la manera de liberar a su madre y regresarle la humanidad.
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