La joven no ha podido dormir desde hace días, y el movimiento de la carreta que la carga es como una mecedora que lentamente la hace cerrar su ojos, y por más que trata de mantenerse alerta, siente que sus párpados llevan el peso del mundo entero, hasta que no puede más y finalmente cae dormida. El estruendo de unas trompetas la despiertan; Eva se da cuenta que ya ha amanecido y por fin la caravana ha llegado a su destino: la ciudad de Barakoa, hogar de Zachar. Protegida por inmensas murallas y vigilada por cientos de mercenarios, Barakoa se parece mucho a Cratala, y la Turania piensa en todos los peligros que tuvo que sobrepasar para huir de la ciudadela del Gran Crat para verse ahora exactamente en las mismas circunstancias nuevamente.
Una vez en la ciudad, todos los prisioneros son llevados a las celdas, excepto Eva, quien es escoltada al harén del Príncipe. Pasan varias horas de aislamiento y Eva comienza a temer por la suerte de Orión. Tarde o temprano el Gato Negro vendrá por ella para hacerla suya, y si no es él, entonces será Siomara quien tratará de matarla en un ataque de desmedidos celos. Gudas ha muerto, Adán está lejos, y no hay nadie quien pueda ayudarla. Qué hará Eva?
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