Aún confundida por sus propios actos, Ravana no puede creer que apuñaló a un hombre inocente a traición. No está segura si abandonó Barakoa para ir tras Orión a quien ama con toda pasión, o para ocultar su vergüenza por actuar de la misma forma que lo hace su sanguinario padre. Cualquiera que sea el caso, la princesa de Cratala avanza con paso firme asegurándose que no está siendo seguida. De repente, la rubia ve una cabalgata dirigiéndose hacia Barakoa: son los Caralisas y los Mastines!Ravana se oculta para no ser descubierta, y al mismo tiempo se imagina la masacre que tomará lugar una vez los asesinos lleguen a la ciudad amurallada; Eva, Adán, los Pantera, y las Bestias serán exterminados por las fuerzas del Gran Crat. Un sentido de responsabilidad se apodera nuevamente de ella, y aunque no se atreve a regresar a Barakoa para advertirlos del peligro que se avecina, enciende una inmensa fogata y envía señales de humo avisándoles de la mortal caravana que se aproxima.
Una vez el mensaje ha sido enviado, la princesa parte de nuevo con rumbo a su reino para alcanzar a Orión y ayudarlo a vencer al malévolo Gran Crat. Para su desgracia, Ravana ignora que Orión no se dirige a Cratala sino a las montañas; así que cuando llegue a la ciudad de las sombras, se va a encontrar sola a la merced de su vengativo padre!
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