Ravana auyda a Serapis a ponerse de pie, mientras Leopardo aún adolorido escucha el galopar de los caballos que se acercan. Ravana levanta el carruaje por si sola y le dice al anciano y al jorobado que huyan, pero Serapis le dice que él se quedará para distraer a los soldados y la envía a ella y a Leopardo lejos de Cratala no sin antes pedirle a Atón-Ra que los proteja. Serapis se queda solo en medio del bosque por unos instantes hasta que escucha la voz de Crato llamándolo. El Gran Crat tiene planes especiales para el ciego anciano, pero lo que le espera a la princesa es mucho peor.
Sin tener en quien más confiar, Crato no tuvo más opción que darle otra oportunidad al Comandante Calixto, y ahora lo envía tras Ravana y Leopardo, a quienes deberá atrapar si desea conseguir el perdón de su amo por tratar de asesinarlo. El carro de guerra se adentra en el bosque nuevamente, y los caballos que ya estaban asustados por el incidente con el proyectil, están ahora más asustados con la conmoción; tanto así que Ravana y Leopardo han perdido control de las riendas y los animales se encuentran descarriados. Sin poder frenar el carruaje, la princesa y el jorobado están a punto de estrellarse contra los inmensos troncos de los árboles!
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