sábado, 21 de noviembre de 2009

Crato - El Gran Crat

Crato se encuentra de frente con su hija quien está convencida que él es un impostor, y para probarlo le arranca la máscara que cubre su rostro. Tanto ella como los soldados se llenan de horror al ver el transformado rostro de Crato que ahora es idéntico al de la Cratotaura. Lleno de vergüenza por su aspecto, Crato se coloca la máscara de nuevo y usa su descomunal fuerza para matar a los soldados que lo vieron.

Ravana sale corriendo por los pasillos del palacio negro, mientras que su padre la sigue de la misma forma que una bestia furiosa sigue a su presa para hacerle pagar por su imprudencia. La princesa llega a un callejón sin salida, pero en lugar de rendirse, comienza a trepar por una de las murallas. Un soldado que se encuentra en los alrededores la observa y le dice que se agarre bien; esto enfurece a Crato sin medida. El Gran Crat le quita la espada al soldado y la apunta hacia la rubia; el soldado le recuerda que se trata de su propia hija, pero al señor de las sombras parece no importarle.

Hace apenas unas cuantas horas Crato le salvó la vida a Ravana cuando Uranto accidentalmente la apuñaló; pero ese momento de debilidad ha quedado atrás, y ahora lleno de una rabia animal lanza la espada que se clava en el hombro izquierdo de su hija. Ravana demostrando su valor y fuerza, se arranca la espada del hombro y escapa. La princesa del palacio negro es ahora una fugitiva.

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