domingo, 29 de noviembre de 2009

Zachar - El Gato Negro

Mientras Eva duerme en una de las recámaras, Zachar se encuentra solo, sentado en el trono que le pertenecía a su abuelo Erick el Chacal, planeando sus próximos movimientos. De repente, puede escuchar la algarabía que proviene en las afueras del salón, y cuando se pone de pie, ve a Crato abrir los grandes portones de un solo golpe y con espada en mano. En realidad no se trata del Gran Crat, sino de Uranto, quien ha usurpado la identidad de Crato, y que por una razón desconocida vino hasta Barakoa en busca de Orión; pero ahora que lo sabe muerto, busca vengar su muerte.

Uranto y el Gato Negro se enlazan en una violenta lucha, primero con sus espadas, y luego mano a mano. Ambos demuestran un asombroso poderío y una increible agilidad digna solamente de los mejores guerreros de la hundida Atlántida. Subitamente el mortal duelo se ve interrumpido por la llegada de los mercenarios, quienes inmediatamente tratan de proteger a su amo contra el Gran Crat. Zachar les ordena que desistan y se vayan, ya que esta es una batalla entre padre e hijo solamente. Los mercenarios obedecen y se van.

El Gato Negro vs. El Gran Crat

Una vez el Gato Negro sella la entrada al salón del trono, Uranto se lanza a él con una lanza, pero en una ágil maniobra, Zachar se arroja al suelo y le clava un tridente en el pecho mientras exclama:

"Nunca intentes sorprender a un guerrero atlante!"

El caido Uranto comprende entonces que el hechicero Malaza decía la verdad... el hombre vistiendo la armadura del Gato Negro no es Zachar... es Orión!

Orión se quita el turbante y la barba postiza, y le revela a su oponente que tomó el lugar de Zachar durante su último enfrentamiento. El atlante forzó al Gato Negro a intercambiar vestiduras, y usando una arcilla pegajosa en los calabozos logró improvisar un disfraz. Cuando el mercenario usó su sable para matar al extranjero, sin saberlo mató en realidad al prícipe de Barakoa... Zachar murió hace más de un día y Orión ha estado usurpando su lugar.

Uranto se lamenta por lo ocurrido; de haber sabido que se trataba de Orión, él jamás lo hubiera atacado. Orión no comprende las palabras del agonizante hombre tendido en el suelo, y es cuando el general revela que él tampoco es Crato. Por fin sabremos...

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