viernes, 27 de noviembre de 2009

Ravana - La Princesa

Ravana ha estado escondiéndose de los soldados y de su padre a lo largo y ancho de Cratala; también ha estado curándose la herida que Crato le produjo cuando le clavó una espada en el hombro. La princesa se acerca a los muros que convierten la ciudad en una impenetrable fortaleza, y ve un caballo abandonado así que lo roba y monta en él. Llegando a la salida de Cratala, Ravana se la juega toda y trata de huir en el corcel. Los soldados la detectan y notifican al Gran Crat, quien personalmente quiere eliminar a la traidora. Crato corre hacia una de las catapultas en las murallas y la apunta hacia Ravana, luego corta la cuerda y una descomunal roca se dispara como proyectil. La prófuga ha logrado salir de la ciudadela, pero nota que nadie la sigue aunque ha sido descubierta, y cuando mira hacia atrás ve la inmensa piedra a punto de caerle encima.

Al mismo tiempo Serapis y Leopardo van en el carruaje de guerra a toda velocidad. A pesar de su ceguera, el sabio atlante ha sido capaz de guiar a los caballos desde Barakoa con solo su instinto y su sentido de orientación; pero no nota ni siente la inmensa roca que cae del cielo y a la cual se dirige vertiginosamente. Saliendo del bosque finalmente Cratala está a la vista, y es en ese mismo instante que Leopardo nota la inmensa roca y a Ravana. Carruaje, jinete, y proyectil están a punto de chocar.

Ravana logra evadir el impacto en el último segundo, pero Serapis y Leopardo no corren con la misma suerte y el proyectil da de lleno contra el carruaje que se vuelca, mientras el jorobado y su acompañante son arrojados a la hierba. La princesa tiene la opción de continuar y cabalgar tan lejos de Cratala como le sea posible, pero un sentido de responsabilidad la invade y ahora no sabe qué hacer... si se detiene, su padre la capturará, pero si se va, dos inocentes indefensos morirán!

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