martes, 3 de noviembre de 2009

Adán - El Jefe Cub

Esta noche Adán ha sido testigo de cosas que jamás en su vida imaginó ver. Primero, la muerte encarnada apareció frente a él y sus amigos, acompañada de las míticas Bestias del valle; luego, vió a su dios Okima emergir de las ardientes llamas; un dios que creyó era bueno, pero no era más que un monstruo sediento de sangre humana. Mientras las Bestias se preguntan por qué Okima no ha regresado, ignorantes que su guardián ha sido destruido, Adán planea su escape junto con un par de sus hombres.

En un momento de descuido, el jefe Cub se libera de sus ataduras y se da a la huida. La Muerte llega para encontrar que los prisioneros han escapado, pero Adán lo sorprende por detrás con cuchillo en mano, y se da cuenta que la calavérica figura no es más que un disgraz. Usando a la Muerte como rehén, el jefe Cub y sus hombres parten de la aldea de las bestias en busca de Ramín y Wamuto.

La Muerte le advierte que el niño y el ciboliano son prisioneros de los Pantera, así que Adán decide que irán hasta la ciudad en los árboles para rescatarlos, y le ordena al rehén que les muestre el camino. Tiempo más tarde, el grupo llega aun claro frente a un inmenso roble; ellos no saben que se trata del árbol del mal, la Muerte los condujo a una trampa!

Las raices del árbol comienzan a brotar de la tierra y a estrangular a los hombres de Adán, mientra que el jefe Cub lucha con todas sus fuerzas para no dejarse vencer. La Muerte se protege usando unas sales especiales que trae consigo, busca refugio y observa como lentamente las raices se enredan alrededor del valiente Adán tratando de arrebatarle la vida.

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