miércoles, 4 de noviembre de 2009

Crato - El Gran Crat

Ravana cae en los brazos de Crato después de recibir una puñalada en la espalda. El Gran Crat sabe que este fué un atentado para materlo a él; solo que accidentalmente su hija se atravesó en el útimo segundo. Crato voltea a Ravana y de un solo tirón remueve la daga; la princesa lanza un grito y comienza a desangrarse. Desde su escondite, Uranto lamenta el incidente y se escapa por un balcón aledaño mientras continúa observando atentamente las acciones de su doble.

Crato llama a los guardias, y les ordena que inspeccionen el cuarto, pero no encuentran nada, pues el asesino se dió a la fuga. Por un instante, el Gran Crat está a punto de abandonar a Ravana a su suerte, pero en un extraño momento de humanidad, decide que después de todo es su hija, así que le da a beber el elixir de la Cratotaura, el cual le devuelve la juventud a él, pero a Ravana le dará la vida. Es en ese instante que Uranto descubre el secreto de Crato.

Ravana recobra el sentido completamente ajena a lo que acaba de suceder y sin herida alguna; lo primero que ve es la figura de su padre, lentamente transformándose en un monstruo igual a su madre. Ella pregunta qué ocurrió, pero Crato no responde, solo le ordena que lo siga. Una vez el cuarto queda vacío, Uranto entra de nuevo por el balcón y toma la botella que aún está a medio llenar con el elixir de la juventud, y sin pensarlo dos veces bebe su contenido.

Uranto bebe el elixir de la Cratotaura

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