Zachar ordena a los mercenarios que cuelguen el cuerpo del extranjero en la plaza central de Barakoa, y una vez se encuentra a solas con Eva le dice que lo mire a los ojos, pero ella se niega.
La Turania freneticamente trata de soltarse de los brazos del Gato Negro, quien le ordena de nuevo que lo mire a los ojos. Eva por fin lo obedece y llena de repudio lo mira frente a frente por un instante; luego sin luchar se rinde a él.
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