Ramín creció en Cratala ignorando que el Gran Crat lo mantenía con vida a cambio de los servicios de su abuelo Serapis; si el sabio no obedecía las órdenes del tirano, entonces su nieto moriría. Hasta ahora él había siempre sido un niño como cualquier otro: todo era juegos, travesuras, y sueños de llegar a ser guerrero algún día; pero todo eso terminó el día que conoció al extranjero y se ofreció a guiarlo por la ciudad de Cratala para rescatar al jefe Papo. De hoy en adelante su vida será un sinfin de aventuras y emociones, pero también de peligros y amenazas que ningún niño debería vivir. Esta es la noche en que su destino cambió para siempre. Una vez logran infiltrar Cratala, Orión y Ramín se hallan en la plaza central, donde los soldados celebran el festival anual del dios Baal-Ze, y para poder entrar a los calabozos, Orión ataca a un soldado llamado el "Caballero Aguila" y le quita su armadura para hacerse pasar por él. Entretanto, con Ravana y Calixto destituidos de las tropas, el Gran Crat nombra al espía Zaribio como su hombre de confianza, y le asigna la tarea de rastrear a los fugitivos.
Orión termina de disfrazarse como el Caballero Aguila y está a punto de entrar a los calabozos, pero de repente Zaribio aparece con dos bestias infrahumanas y reconoce a Ramín, desconcertado por lo que ve, el espía suelta a las bestias y les ordena atacar. Este es solo el primero de una infinitud de peligros por los que el pequeño Ramín tendrá que pasar por haberse convertido en el fiel compañero de Orión!
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