lunes, 18 de enero de 2010

Prólogo - Atenhotep

Diez siglos han pasado desde que la Atlántida se hundió en medio del océano, y para muchos el continente no es más que una leyenda. El mundo ha cambiado drásticamente desde aquel entonces, y el vacío que dejó la civilización atlante ha sido ocupado por el imperio egipcio. Esta antigua colonia atlante es ahora la nueva cuna de la civilización, y tres poderosas naciones son las más importantes del imperio: Ofir, Sais, y el país de los Asuras.

Estos tres paises son inmensos y tienen muchas riquezas, lo que continuamente ha causado guerras entre ellos por el control absoluto del imperio. Por estos días de relativa calma, las batallas se luchan políticamente, y los líderes de estas naciones no son solo estrategas, sino diplómatas también.

Este es el caso de Atenhotep, Faraón de Sais, un experimentado monarca lleno de poder. Esta noche Atenhotep se encuentra en sus habitaciones disfrutando de un exquisito vino. El licor ha impedido las facultades del faraón quien no nota al monstruoso personaje que entra a sus aposentos. De repente la creatura hace un ruido que pone en alerta al ebrio Atenhotep, quien parece conocer a su visitante y le permite acercársele.

Para sorpresa del faraón, el animal lo toma por el cuello y lentamente comienza a apretar; al principio Atenhotep cree que es un juego, pero después se da cuenta que es mucho más que eso. El aire le comienza a faltar, su visión lentamente se nubla, y por más que lucha no puede soltarse de su atacante. Una vez ha fulminado al faraón y antes de partir, la creatura toma el bastón de Atenhotep, y en su lugar deja un medallón dorado con el emblema de la Atlántida!

Esta noche comienza el misterio que rodea la muerte de un poderoso faraón; esta noche comienza la batalla entre tres naciones por el control del imperio; esta noche comienza la segunda misión; esta noche comienza la búsqueda de...

1 comentario:

  1. Una gran aventura, finalmente Orión logró la primera llave y ahora irá junto a Ramín por la segunda, gracias amigo, sigue adelante

    ResponderBorrar