En ese momento sus recuerdos se centran en los eventos de la noche anterior cuando en un arranque de rabia Osiris dijo que si pudiera mataría a Atenhotep. Todo el amor que la princesa sentía por el soberano de Ofir se torna en odio en un abrir y cerrar de ojos mientras grita "asesino! asesino!" y de inmediato da la orden a Ramadán que se cierren todas las entradas y salidas en la ciudad.
Con algo de suerte Osiris no ha abandonado Saís aún, e Isis se jura a sí misma por el alma de su padre que lo cazará como a un animal y no descansará hasta hacerlo pagar por su crimen. Después de años de preparación, educación, y entrenamiento, en este amanecer Isis ha dejado de ser princesa para convertirse en la Emperatriz de Saís, y su primer acto como soberana será ajusticiar al asesino de su padre.
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