Kafunga se encuentra amendrantado y el cobarde Siriaco se ha desmayado del susto; algo los ha asustado de tal manera que ha provocado estas insusuales reacciones. Se trata de Tot-Ank-Atón, quien aparece en casa del viejo soldado mientras este y su nieto escapan con el pedazo del plano. Asuramaya reconoce al sabio, pero su reacción no es como la de sus acompañantes; todo lo contrario, el brujo se le enfrenta con furia.
Tot-Ank-Atón se trata de interponer entre Asuramaya y la salida, pero de nada le sirve, pues el brujo invocando sus poderes maléficos comienza a llenar el lugar de espectros demoniacos que le ayudan a transformarse lentamente en una bestia salvaje. Mientras Tot-Ank-Atón usa sus poderes derivados de la sabiduría y ciencia atlantes, Asuramaya usa los suyos que provienen de los más oscuros rincones del averno, y una literal batalla entre el bien y el mal se desata.
Los demonios invocados por Asuramaya
Desgraciadamente, esta vez el mal triunfa sobre el bien, y Asuramaya logra desvanecer a Tot-Ank-Atón con la ayuda de los demonios. Ahora con el paso libre, el brujo aún convertido en bestia lupina, va tras el anciano, su nieto, y el plano del tesoro.
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