Ramín recobra el sentido, y la vista al comienzo borrosa, poco a poco regresa a sus ojos. Aún aturdido, no entiende como sobrevivió después de haber estado a punto de ahogarse, y luego de dar gracias a Atón-Ra, el pequeño encuentra a Nefi, quien aún respira pero está insconsciente y en mala condición. Ramín comienza a concentrar sus pensamientos en el chacra que pende en su cuello para ayudar a su joven amiga.
La joya atlante comienza a brillar con fulgurante intensidad, y cubre el cuerpo de la pequeña; después de varios segundos, el chacra deja de destellar, y Nefi por fin abre sus ojos. Los dos descansan por un momento, y luego se preparan a continuar la huida, pero Ramín no sabe qué camino tomar. Nefi sugiere que vayan de regreso y busquen la puerta de la fortaleza, por donde los prisioneros entran al templo de la misericordia; sin embargo, ir de regreso quiere decir que tendrán que cruzar de nuevo por la galería, donde los leprosos habitan.
La valentía de Nefi no tiene límites; tomando de la mano a Ramín, lo conduce de regreso a la galería con la convicción que pronto serán libres. Mientras tanto Ramín, quien finge corage para no desanimar a su amiga, se dice a si mismo que han logrado sair de una situación mala para entrar en una mucho peor.
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