Los saltones ojos de Siriaco se hacen aún más grandes al ver el testamento de Tot-Ank-Atón. En este se lista toda la línea de descendientes del sabio atlante, los cuales pasaban de una generación a otra el plano que lleva a la ubicación del tesoro. Asuramaya no se encuentra en Saís solo para obedecer las órdenes de su misterioso amo, sino también para satisfacer su obsesión de encontrar el tesoro; pero él mismo ha sido el encargado de eliminar al último descendiente de Tot-Ank-Atón que conocía su ubicación, el faraón Atenhotep.
Asuramaya no se va a dar por vencido tan facilmente y dice a Siriaco que al caer de la noche irán a la casa de la muerte para registrar el cuerpo del faraón. El cobarde Siriaco se niega, pues a pesar de cuidar de ella durante el día, en la noche la casa de la muerte pertenece solo a las almas en pena. Aunque se se niega a creer en tales supersticiones, Asuramaya acepta ir con Siriaco al siniestro lugar antes del anochecer.
siempre me llamo la atención el peinado de Siriaco muy a lo Londres de los setenta.
ResponderBorrarsaludos
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