miércoles, 3 de febrero de 2010

Orión - El Atlante

Orión acaba de hacer un tremendo esfuerzo sacando a Ramín de las arenas movedizas, y ha consumido las fuerzas que le quedaban. Mientras ve a su pequeño amigo perder el sentido sobre la arena debido al agotamiento, el atlante comienza a ver como el aire frente a el se distorciona y comienza a tomar forma humana. Convencido que se trata de una alucinación, Orión cierra sus ojos y trata de relajarse, pero al abrirlos, vuelve a ver la enigmática aparición con forma de hombre. El joven guerrero no lo sabe, pero este fantasma es el mismo que Ramín vió bajo el agua cuando ambos despertaron de la congelación atómica.

Orión continúa resistiendose a la idea que la imagen frente a él es real, y se arrastra en la arena para tratar de comprobarlo, pero el ardiente sol y el agotamiento impiden que pueda coordinar sus movimientos por más tiempo; sin un aliento más en su cuerpo, el atlante finalmente se desploma inconsciente.

Un tiempo indefinido pasa y Orión abre sus azules ojos; ha comenzado a atardecer y el calor ha bajado. Cuando trata de moverse, el atlante se da cuenta que no puede, su cuerpo parece no responder. Le toma un momento para ubicarse y es entonces cuando comprende que está sepultado hasta el cuello en las arenas del desierto. Cuando mira a su alrededor, Orión ve que no está solo; hay más hombres alrededor suyo en la misma situación, pero no ve a Ramín. Luego escucha el relinchar de caballos y al levantar su mirada ve a un grupo de jinetes con espada en mano preparándose para decapitarlo a él y a los demás prisioneros.

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