Ravana lleva a Leopardo a sus habitaciones y lo ayuda a recobrar el sentido, después lo obliga a continuar contándole el terrible secreto. Una vez Mura fué transformada en la Cratotaura, Crato le exigió a Serapis que encontrara una nueva fórmula para regresar a su esposa a la normalidad. Serapis comenzó a tomar muestras de la sangre de la Cratotaura y a hacer experimentos, hasta que un día finalmente descubrió un elixir que le devolvió a Crato la juventud por siete años; pero después de este tiempo, el Gran Crat comenzó a envejecer de nuevo. Serapis sabía la razón pero se negó a decircelo a Crato, quien decidió darle un castigo ejemplar asesinándole a su hija. Para evitar que matara también a Ramín quien en ese entonces era apenas un bebé, el sabio atlante no tuvo más remedio que explicarle a Crato que la sangre de Mura perdía efectividad. Desde ese momento el Gran Crat ordenó que la Cratotaura fuese alimentada con sacrificios humanos para regresarle la vitalidad a su sangre, y a la vez para que Serapis pudiera sintetizar un elixir que le diera la eterna juventud. Crato ha mantenido a Mura en los calabozos todos estos años transformada en un monstruo porque es su sangre la que le da poder.
Una vez confiesa el secreto, Leopardo se llena de terror porque sabe que cuando el Gran Crat se entere de la traición, no tendrá piedad alguna con él; así que el jorobado sale corriendo y se dirige a los laberintos para esconderse, mientras Ravana lo persigue para matarlo por haber sido cómplice de tan horribles actos.
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