Después de haber sido arrojados nuevamente a los laberintos subterráneos, Orión y Ramín se encuentran en un misterioso paraje envuelto en una misteriosa bruma cuyo aroma el guerrero atlante reconoce como la Gargula, raiz del ensueño y el olvido que era usada por los habitantes de la isla de Amenti para someter a sus víctimas. De repente, el par se encuentra rodeado por siete enormes luchadores de sumo conocidos en Amenti como los "luchadores de la muerte". Orión los combate valientemente con su agilidad, destreza, y poder, derrotádolos uno a uno; pero en un momento de descuido, el último de ellos lo rasguña con sus garras envenenadas. El atlante apenas tiene suficiente fuerza para vencer al último de los luchadores, y aunque Ramín celebra por un momento la victoria de su amigo, descubre con terror que el veneno en la uñas del amentiano ha dejado a Orión completamente ciego!
...al otro lado de los laberintos, la monstruosa Cratotaura aparentemente está a punto de destrozar a Ravana y a Leopardo, pero al acercarse a la princesa, la creatura trata de pronunciar su nombre entre horrorosos quejidos; esto le congela la sangre a Ravana. De repente Calixto aparece con otros soldados enviados por el Gran Crat, y con la ayuda de antorchas logran amedrantar a la Cratotaura y rescatar a la princesa y al jorobado. Una vez a salvo, Ravana se pregunta por qué el monstruo no la atacó, y de inmediato dirige su atención hacia Leopardo, quien se ve realmente nervioso. La hermosa rubia agarra una antorcha y amenaza al jorobado con quemarlo vivo si no confiesa el secreto que oculta, y sin ninguna otra alternativa, Leopardo comienza a hablar...
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