Assuán - El Truhán

Tratando de evitar volver a la galería, Ramín y Nefi avanzan por un ducto en el suelo hasta que encuentran una recámara iluminada, y justo lo que trataban de esquivar se cruza en sus caminos: uno de los leprosos. Este, sin embargo, es diferente a los demás, ya que es enano y jorobado. Cuando el leproso ve el ankh de Ramín, se sorprende y lo llama "la cruz del profeta Hermes". El enano dice ser discípulo de Hermes y le ruega a Ramín que le permita tocar la cruz y bañarse en su luz, pero el joven, asustado, da un paso atrás.  El leproso se molesta con esta reacción y le arranca el ankh del cuello.

Concentrándose en el chacra incrustado en el ankh, el leproso cierra los ojos y deja que el brillo de la piedra lo cubra por completo. Como por arte de magia, la lepra se desvanece de su piel y el enano ahora se cree todo poderoso por tener en sus manos la cruz de Hermes. Negándose a regresarle el Ankh a Ramín, el enano lo empuja contra una pared y lo deja inconsciente en el suelo, mientras toma de la mano a Nefi y se la lleva con él a la fuerza. Al mismo tiempo que los dos abandonan el recinto, los demás leprosos llegan y rodean a Ramín.