El fantasma de Tot-Ank-Atón es quien ha tratado de impedir el avance de Asuramaya y sus acompañantes Siriaco y Kafunga, y ahora se interpone en su camino advirtiéndoles que se adentran en territorio prohibido, ya que la montaña sagrada no es lugar para las fuerzas del mal. El brujo ignora al espectro, y saca de sus túnicas el poderoso diamante negro, el cual usa para forzar a Tot-Ank-Atón a desaparecer. El trío continúa su avance, cuando una tormenta de arena enviada por el fantasma los envuelve. A pesar de este nuevo obstáculo, nada va a separar a Asuramaya del tesoro, y usando de nuevo la poderosa joya, calma el vendaval.
Finalmente otra luz resplandeciente los cubre, y más allá aparece Hermes, el loco de la montaña, lo que le indica al brujo que ya está cerca de su objetivo. Utilizando la magia del diamante negro una vez más, Asuramaya se escuda con este y avanza con dificultad, mientras el loco de la montaña opone resistencia, pero el poder de la joya es superior al de Hermes, y este se ve obligado a desvanecerse. Agotado, pero triunfante, Asuramaya ha logrado alcanzar su meta, la sagrada montaña... ahora está más cerca que nunca al tesoro!
El diamante negro del brujo Asuramaya
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