Es Ramín, quien agarrando una antorcha le prende fuego a las vestiduras del sacerdote. Las llamas rapidamente se extenden por todas las vestiduras del malvado Tifón, quien lleno de pánico sale corriendo tratando de apagar el fuego que lo envuelve con rapidez.
Karnak observa sigilosamente a Ramín y Nefi
Ramín ayuda a Nefi a reincomporarse, y momentos después el par de niños se adentran en las regiones más oscuras y lúgubres del templo, allá donde la esperanza muere y todos lo que intentan escapar mueren en el intento. Sin saberlo, ambos son observados desde una recámara secreta por el otro sacerdote, Karnak, quien atentamente nota el progreso de los jóvenes en un siniestro afán de conocer su valor ante el peligro.
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