Crato ordena a todos que abandonen el salón del trono, incluyendo a Ravana, y una vez se queda solo pretende poner en marcha un plan para emboscar a Orión, pero es él quien se lleva una sorpresa cuando ve al Atlante aparecer frente suyo; Orión logró burlar la seguridad y a los guardias de Cratala, para entrar hasta el salón del trono mismo. Sin rodeo alguno, Orión se dispone a hacer justicia en nombre de la dulce Noraya.
El amentiano se sorprende al ver que su rival lo ataca sin restricciones, y está dispuesto a acabarlo. Una sorprendente batalla se desata entre Orión y el Gran Crat; primero mano a mano, y luego espada a espada. Por momentos parece que el villano va a triunfar, luego el guerrero atlante es quien lleva las de ganar. Mientras esto ocurre, en las afueras del palacio, los guardias ignorando el duelo que se desarrolla en el trono, dan la orden que las puertas de la ciudadela se abran... los Caralisas han regresado triunfantes de su misión!
De vuelta en el salón del trono, la lucha continúa, y esta vez es Orión quien tiene la ventaja. Para no dejarse derrotar, Crato acude a uno de sus sucios trucos, y le dice a Orión que Ravana será decapitada en el trono de la desesperación si no se rinde. Las sombras que cubren el salón ayudan al villano con su mentira, y Orión cree que en verdad se trata de la princesa sin saber que es tan solo un maniquí, y ahora se verá obligado a perder la pelea para prevenir otra muerte más.
El escalofriante trono de la desesperación
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